sábado, 22 de noviembre de 2008

R.E.M. Responde bien en el Auditorio Nacional!


Uno de los monstruos de la zoología sagrada del rocanrol, R.E.M., pisó por segunda vez la ciudad de México, en esta ocasión para cerrar su gira 2008, ofreciendo un trepidante/impecable concierto de 28 canciones, con mensaje político: celebrando la presidencia de Barack Obama, a quien apoyaron ampliamente desde su postulación hasta su triunfo, y criticando los gobiernos de Ronald Reagan, George Bush, padre e hijo “un periodo muy oscuro de nuestro país (Estados Unidos ); con la próxima administración se visualiza un rayo de esperanza, una luz en el horizonte y esperamos que se produzca un cambio importante”, dijo en dos momentos específicos Michael Stipe. En el segundo, por cierto, apareció en las pantallas la imagen de Obama micrófono en mano como si fuera alguien del gremio de Stipe y compañía, o sea, un rock star.

A cada uno de los tres mandatarios referidos les dedicó un tema: Man sized wreath, Ignoreland y Heron house, respectivamente.

A pesar de que el Auditorio Nacional no se llenó y la espera se prolongó por 39 minutos después de la hora pactada, el grupo estadunidense pagó con creces el colgón, además del extra de soportar al grupo abridor, una enfermedad musical llamada Los Concorde, quienes tocaron para apenas unos 3 mil fanáticos, ya que los más sensatos se quedaron en el lobby bebiendo y platicando hasta que salió el grupo estelar, R.E.M.

Antes de dar la bienvenida al público y hacer su discurso sobre el momento político que vive Estados Unidos, Stipe, acompañado por sus secuaces Peter Buck y Mike Mills, reforzados con dos músicos más, quienes ya se habían discutido con un poco de corte grueso de su discografía abriendo con Living well is the best revenge, I took your name, What’s frequency Kenneth?, el clásico Fall on me y Drive.

Durante todo momento, Michael Stipe se rifó en el escenario por momentos furioso, en otros elegante, otros más inasible; a veces se elevó/deslizó con su peculiar y original modo de bailar. Incluso en su añejo éxito ochentero One I love bajó del escenario para ser magreado/fajado/tocado por los asistentes de las primeras filas. Mismo gesto que repitió después de que habían pasado Find the river, Let me in, Bad day, Hourse to water y Orange Crush (con altoparlante en el micrófono incluido), justo en el momento en que entonaban End of the world, donde bajó nuevamente y después de unos minutos tomó a un muchacho del público, de la mano lo subió al escenario y el anónimo no desaprovechó la oportunidad y acompañó en el baile y coros a Michael.

Con esta canción cerró la primera parte, pero faltaba el encore, que de forma original sobre la pantalla principal apareció un postip con la frase “R.E.M. ama a México”, después una mano quitó el mensaje para sustituirlo por otro que preguntó “¿Quieren Más REM?”, que a su vez fue suplantada por “No los escuchamos”, el último mensaje posteado/videado fue “No los escuchamos. Queremos más ruido”, salieron para entonar su primer great hit so far, Losing my religion, otros seis temas más para cerrar con Man on the moon. En síntesis, un concierto sin desperdicio con 100 octanajes y mil caballos de fuerza, o sea, noche de puro rocanrol.



Fuente: "La Jornada"

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