El flyer ahi se los dejo!!

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Después del desmadre musical de 30 minutos, organizado por el grupo abridor, The Secret Machine, que cumplió con el encargo de sacar del estupor a los asistentes, la atmósfera se sentía relajada/festiva, como preludio de una velada de nivel estratosférico. Por fin, a las 21:30 horas la banda, comandada por los hermanos Gallagher, Liam y Noel, salieron para tocar Rock’n Roll Star.
Aunque al principio del concierto la acústica no fue la óptima, los ánimos del público no menguaron para nada, pues en cada estrofa que Liam entonó estuvo respaldado por el coro de 20 mil 500 almas dispuestas a disfrutar el concierto. Ya habían pasado Lyla, The Shock of the Lightning, Cigarettes and Alcohol, Meaning of Soul y To be Where There’s Life, cuando el ingeniero de sonido enderezó la acústica y, entonces, todos los instrumentos se escucharon bien. La fruición del recorrido musical que entonaba Oasis en complicidad con el público estaba en buen momento.
Cercano encuentro con sus fans
Una de las cosas que sorprendieron fue la actitud del front man de Oasis, Liam, quien dejó su pose mesiánica, que lo había caracterizado en las anteriores presentaciones en México. Esta vez una leve sonrisa se dibujó en su rostro; se le veía hasta alegre, interactuó/interpeló al público de las primeras hileras y hasta dijo que le gustaba México. Inclusive a su llegada al Distrito Federal los integrantes del grupo británico repartieron autógrafos a sus fans, algunos de los cuales los esperaron el martes en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de Méxcio, donde llegaron cerca de la media noche.
Con melodías como Waiting for the Rapture, The Master Plan, Songbird, Slide Away, Morning Glory y Ain’t Got Nothing, los británicos patentaron el elevado nivel musical que han adquirido y la reinterpretación/relectura que han hecho a sus influencias directas: The Beatles, The Who, Queen y The Rolling Stones.
Otra de las cosas sobresalientes fue el enorme juego de luces que acompañó a la banda, iridiscente/omnipresente que reforzaba la idea de que sobre el escenario se rifaba un grupo importante; al igual que las pantallas del lado del escenario, trepidantes tomas completamente mimetizadas con el tiempo/espacio del concierto. El público incansable no dejó ni por un instante de someterse a las interpretaciones de Oasis.
Así transcurrieron las dos horas de concierto, las 20 canciones elegidas por Oasis para la ocasión, de las que sobresalieron Importance of Being Idle, I’m Outta Time, Wonderwall y Supersonic, por cierto, esta última fue la primera que presentó la banda en su visita inaugural a México, en 1994.
Cuando Oasis pretendió acabar con la fiesta, el público hizo que regresaran para continuar; así lo hicieron y se rifaron con cortes clásicos de su discografía: Don’t Look Back in Anger y Champagne Super Nova, que fueron de las más celebradas.
Fuente: "La Jornada"
Uno de los monstruos de la zoología sagrada del rocanrol, R.E.M., pisó por segunda vez la ciudad de México, en esta ocasión para cerrar su gira 2008, ofreciendo un trepidante/impecable concierto de 28 canciones, con mensaje político: celebrando la presidencia de Barack Obama, a quien apoyaron ampliamente desde su postulación hasta su triunfo, y criticando los gobiernos de Ronald Reagan, George Bush, padre e hijo “un periodo muy oscuro de nuestro país (Estados Unidos ); con la próxima administración se visualiza un rayo de esperanza, una luz en el horizonte y esperamos que se produzca un cambio importante”, dijo en dos momentos específicos Michael Stipe. En el segundo, por cierto, apareció en las pantallas la imagen de Obama micrófono en mano como si fuera alguien del gremio de Stipe y compañía, o sea, un rock star.
A cada uno de los tres mandatarios referidos les dedicó un tema: Man sized wreath, Ignoreland y Heron house, respectivamente.
A pesar de que el Auditorio Nacional no se llenó y la espera se prolongó por 39 minutos después de la hora pactada, el grupo estadunidense pagó con creces el colgón, además del extra de soportar al grupo abridor, una enfermedad musical llamada Los Concorde, quienes tocaron para apenas unos 3 mil fanáticos, ya que los más sensatos se quedaron en el lobby bebiendo y platicando hasta que salió el grupo estelar, R.E.M.
Antes de dar la bienvenida al público y hacer su discurso sobre el momento político que vive Estados Unidos, Stipe, acompañado por sus secuaces Peter Buck y Mike Mills, reforzados con dos músicos más, quienes ya se habían discutido con un poco de corte grueso de su discografía abriendo con Living well is the best revenge, I took your name, What’s frequency Kenneth?, el clásico Fall on me y Drive.
Durante todo momento, Michael Stipe se rifó en el escenario por momentos furioso, en otros elegante, otros más inasible; a veces se elevó/deslizó con su peculiar y original modo de bailar. Incluso en su añejo éxito ochentero One I love bajó del escenario para ser magreado/fajado/tocado por los asistentes de las primeras filas. Mismo gesto que repitió después de que habían pasado Find the river, Let me in, Bad day, Hourse to water y Orange Crush (con altoparlante en el micrófono incluido), justo en el momento en que entonaban End of the world, donde bajó nuevamente y después de unos minutos tomó a un muchacho del público, de la mano lo subió al escenario y el anónimo no desaprovechó la oportunidad y acompañó en el baile y coros a Michael.
Con esta canción cerró la primera parte, pero faltaba el encore, que de forma original sobre la pantalla principal apareció un postip con la frase “R.E.M. ama a México”, después una mano quitó el mensaje para sustituirlo por otro que preguntó “¿Quieren Más REM?”, que a su vez fue suplantada por “No los escuchamos”, el último mensaje posteado/videado fue “No los escuchamos. Queremos más ruido”, salieron para entonar su primer great hit so far, Losing my religion, otros seis temas más para cerrar con Man on the moon. En síntesis, un concierto sin desperdicio con 100 octanajes y mil caballos de fuerza, o sea, noche de puro rocanrol.
$480 a $680
Solo estamos a la espera de que bandas estarán en el tan ansiado Maiden Fest, creo que OCESA recapacitó con lo que traía y se dio cuenta de que no podia cobrar 1800 por un simple boleto enhorabuena por ellos.